Estúpida búsqueda del ser interior y la perfección.(Fragmento del cuento "El Hombre resentido")




Ese cuento de “ser uno mismo”… qué locura, ¿dónde reside el esfuerzo de ser uno mismo? Cualesquier acto que uno realice se es uno mismo. Es uno mismo y únicamente uno mismo quien realiza algo, lo complicado sería no ser uno mismo.

Nadie es sin las influencias externas, uno es el resultado de la relación con el mundo y con los demás. “Ser uno mismo” es suponer que se puede ser a partir del vacío, exento de la humanidad.
Ahora se pone más de moda el yoga, la relajación, la meditación, encontrarse a uno mismo, el ser interior, los chacras, el yo superior y otro montón de tonterías.

Huyen de los errores, se niegan a entregarse a los vicios, temen gustar de la decadencia. Incapaces de vivir sin una mentira general. ¿Por qué no se embriagan, no se drogan? ¿Por virtud, por fuerza de voluntad?... más bien es por cobardía, las maravillosas drogas y el licor los dominaría, no podrían controlarse y entonces prefieren no asumir el riesgo y la vida de abstemios. Su fuerza de voluntad es ficticia, su control consiste en nunca perder el control, en no probar nada que los desvíe supuestamente del camino correcto.
Yo no quiero vivir bajo presión, regulando los deseos, suprimiendo las ganas, con zozobras en la sobriedad, en una actitud sobre-humana. Se aferran a las costumbres, a las leyes, a los modales, a la monótona rectitud, sueñan con situaciones repletas de sonrisas y limpieza. Se reabastecen diariamente de positivismo para luchar contra esas las lánguidas mañanas.
Primero el orden, seres cuadriculados, compactos, máquinas inhumanas que deben desconocer el hastío y el agotamiento. Pretensión de sumisión, perfección, luchar contra la pereza, exceso de lealtad con el verdugo, cuidados, rutinas, barreras, escudos, distancias, siempre un no a lo negativo, incapacidad para controlar la asquerosidad.  Decencia, juicios, auto-críticas, dureza, nunca flaqueza, reflexiones severas incluso para atacar lo más sencillo, lo más normal. Errores por doquier inexistentes, torturas, culpas, clasificación tergiversada de lo correcto, lo espectacular; su ideal es no saciarse, no fallar, entonces están en parte muertos, negando lo humano, miedo de agotar y abusar del cuerpo. Conozco y no me agradan las castradas mentales, los individuos demasiado sanos, los que jamás fuman ni se toman un trago de licor.  Dos tipos de personas odiosas.

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