¿Para qué sirven las desgracias?

A través de los problemas, de las carencias, de los inconformismos
es que nos unimos al otro.
Los desastres nos unen, es por obra de lo malo, de lo trágico, del horror,
de lo triste que existe la amistad; debido a las tragedias es que recordamos a los demás seres humanos. Solamente así, en medio del sufrimiento, del horror nos comunicamos, nos compadecemos del prójimo, lo ayudamos, nos ayuda.
Es al revés de lo que la mayoría piensa, la felicidad nos separa, no une, la alegría crea distancias, pues la felicidad trae consigo el egoísmo.
Para recordar a los demás debe de suceder un terremoto, un tsunami, la erupción de un volcán, etc.
Sin la tristeza del otro no hay amistad. La tragedia, las tristezas son el fundamento de las relaciones humanas, lo nefasto es aquello por lo cual nos vemos obligados, conmovidos a dirigirles la palabra.
Cuando uno está en un lío, busca ayuda, pide ayuda; no antes. Si ninguno necesita del otro, ambos se aíslan, se genera la indiferencia.

Sin los terremotos, las inundaciones, las muertes en exceso, los humanos no piensan en los desgraciados, en los pobres.
Es gracias a la superabundancia de Muertos; gracias a las Guerras es que nacen las comunidades.
Sin lo negativo el Mundo se detiene.

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