Las Máscaras
La vida es temporal, por ende, las cosas y las
personas son efectivamente eso que parecen. Cada día cambiamos de máscara, de
apariencia.
No es ningún delito.
Nunca sé con cuál apariencia te encontraré
mañana ni con cuál me levantaré yo mismo.
Cada máscara que llevamos está unida a alguien
en particular, para destruir la máscara es preciso romper los hilos, la
relación que la sostiene firme sobre nuestro rostro. Para cada persona, el otro
se pone una máscara diferente, el otro la diseña según sus anhelos e
intenciones, su meta.
La máscara cambia según lo que se planea o se
espera de los demás.
Creo que no hay mucha diferencia entre una
verdad y una mentira que se mantiene viva durante años y años. Una mentira no
descubierta, es una realidad en la mente de los demás.
La falsedad efímera es la que molesta y nos
hiere. Es como sino importara lo que sientes, aquello que muestras a los demás
es la verdad. Digamos que hay enojo, pero muestras amabilidad, eso es lo que
vale, eso recibirán, como el amable te verán. La objetividad, lo exterior es la
realidad. La esencia de las personas no se logra ver ni se logra conocer, pero
la apariencia si es cognoscible, así que, “lo
que parece es lo verdadero y no una falsedad” como piensan muchos. La
manera en que las situaciones aparecen frente a tus ojos es como son, no
busques otro significado. Pero toda situación se modifica con el tiempo y la
verdad sufre también un cambio constante.
Ayer una forma de pensar, hoy otra de ver la
vida.
Y cada manera de ser de la apariencia es
verdadera, independiente de la apariencia siguiente. Asumir muchas formas de
actuar, no es una contradicción, cada acto es individual, inconexo, sin relación
entre esos modos de comportarse, de opinar.
Un día actúas de tal modo que decepcionas y al
siguiente eres adorable. En este caso, no hay que relacionar ambas cuestiones.
La decepción que provocaste es real y no se trata de reemplazarla con lo
adorable que hiciste luego, ni se trata de manchar lo adorable con lo
decepcionante.
Gracias a ese estilo de pensar es que no
encasillo ni juzgo totalmente a la gente.
No se trata de decir: ella es mala, y no es
buena, es falsa, es sincera. Eres cada apariencia.
Se vive el presente que decepciona o el presente
que alegra, pero no se mezclan.
Lo realizado en el pasado no existe ya, es
irrelevante, por lo cual no se debería comparar con lo hecho en el presente.
Las buenas acciones del pasado no excusan lo malo del presente, pero la mala
acción de hoy o de mañana tampoco debería ensuciar las buenas obras del ayer.
Quienes unen o entrelazan actos son los que
buscan contradicciones, mentiras.
Opinan que alguien es falso porque no es
siempre el mismo. El error es conectar la acción del ayer con la del presente.
Recuerden que el camaleón rojo ahora es el mismo que se puso verde antes.
Cada individuo es un conjunto de apariencias
(seres), pero cada manera de ser es temporal y los entes están separados de los
demás entes (seres) por la nada.
Así, cada manera de ser es independiente, no
se toca con las otras, no hay unión temporal porque las apariencias solo se
vivencian en el presente, las apariencias del pasado son recuerdos y no
realidades comprobables en el presente.
Si no se mira al individuo como una pluralidad
de apariencias, entonces surgirán las ideas de contradicción, de engaño, de
decepción, de enojo ante las constantes metamorfosis del individuo.
Si el interés por alguien está basado en una
apariencia y no en todas las apariencias conocidas y por conocer, hay un
problema que comúnmente llaman “Idealización”.
Esto es lo que ocurre: me interesas porque tu
apariencia es “delgada”, “tetona”,
“gracioso”, “inteligente”, “Comprensivo”, etc. Y dejas de interesarme, pues tu
apariencia o ser han cambiado.
(Recuerden que apariencia y ser es lo mismo)
Aquí se habla de apreciar, de seguir valorando
el individuo con esa variedad de seres; algunos buenos y otros no tan
agradables.
¿Me querrías si vieses mis otras apariencias,
si usase otra máscara además de la que te he mostrado?
yo no me mortifico por las mascaras... creo somos una suma de particularidades (no defectos)...y esas particularidades a veces serán adorables o detestables dependiendo del observador... ;)
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