El amor nunca muere, nunca se acaba, las segundas oportunidades





El reencuentro
El bus siempre va más lento cuando afán de llegar a algún lado tienes… preocupado, pensando en las deudas, observando la ciudad desde la ventanilla de un bus o mirando las manecillas del reloj. Otro semáforo nos atrasa más. La luz roja obliga al conductor del bus a detenerse.
Cafetería, zona de restaurantes y comidas rápidas; gente a gusto, con la nalgas en el asiento, con la presa de pollo apanado en la mano, dedos grasosos, bebiendo gaseosa… tinto más cigarrillo… un señor gordo se desabrocha el pantalón para seguir embutiéndose el resto de la caja de pizza.
¡Qué semáforo tan demorado!... ¿Quién es esa belleza?-se interroga el pasajero del bus que observa desde la ventanilla: yo ese culo lo conozco…. Seguro que sí….
El hombre empieza a rogar para que la belleza se dé la vuelta y le muestre el rostro… ¡Voltéate, vamos!
Media vuelta se da la rubia, ¡Los sabía, ese culo era el de Claudia!
Le importa un culo lo que los demás pasajeros piensen de él, entonces grita su nombre: ¡Claudia, Claudia!
Ella mira de un lado a otro, busca de dónde proviene la voz hasta que las miradas se encuentran y ella se sonríe, lo saluda, agita las manos, le muestra alegría de verlo. A pesar de los años ella lo ha reconocido, pero... ¡Maldita sea, el bus arranca!
Con resignación se despiden mientras el bus le distancia de la rubia de sus sueños.

¡Pero ni por el putas voy a dejar que esto pase así!-se dice para sí.
Se pone de pie, pide permiso para que le permitan avanzar hacia la salida:
Que alguien presione el timbre, por favor, permiso, disculpe que la pise señorita.
Logra llegar a la parte trasera del atareado bus, el timbre suena y el conductor busca sitio en la carretera para detenerse, pero hay muchos autos de por medio que a cada segundo alejan más al hombre de la zona de comidas donde vio nuevamente al amor de adolescencia.
Por fin el bus se detiene y el conductor abre la puerta trasera, el hombre desciende con apuro, no le da importancia al hecho de que va llegar tarde al trabajo ni que tendrá que pagar otro pasaje de bus para ir a la empresa.
El hombre esquiva transeúntes, huecos, hidrantes, corre lo que más puede sin estrellarse con nadie, cruza las avenidas, se mete en medio de los automóviles, salta sobre un perro callejero para no pisarle la cola, salta sobre un indigente que duerme en la acera…. Se tropieza y le derrama el helado a un niño, recibe insultos, pero a este hombre enamorado nada lo va a detener…. Tengo que llegar antes de que Claudia se vaya de ese sitio.
Y corrió y corrió… lo he logrado, Claudia aún está ahí, en la acera, con bolsas de un restaurante de comida China en las manos; tal vez recordándome.

El hombre toma aire para hablar, ¡Hola, Claudia!-le dice antes de abrazarla y besarla en las mejillas.
Hola, Germán, ¿qué haces aquí? ¿No me digas que te bajaste del bus?
-Pues resulta que sí, precisamente eso.
-Estás loco, como siempre, usted sino cambia.
-Quería saludarte de la mejor manera, darte un gran abrazo, escuchar tu voz, mirarte a los ojos…
 No iba a permitir que reencontrarnos fuese una simple casualidad, más bien lo entendí como una cosa del destino. Y cuéntame, ¿qué más de tu vida? ¿Me has pensado?
-Sí, por supuesto, Germán.
-Estoy súper feliz de volverte a ver. Me gustaría que siguiéramos en contacto, no volver a separarnos, recordar los viejos tiempos, salir a caminar, conversar, tomar unas copas de Vino, comer en un restaurante elegante y muchas cosas más. ¿Me darías el número de tu teléfono nuevo?
Yo creo que el destino nos está brindando una nueva oportunidad a los dos...

-¡Quién es este tipo!-Pregunta mientras un puño directo a al rostro golpea al hombre, luego una patada en las costillas lo pone de rodillas y un golpe certero en la espalda imposibilita a Germán.
- ¡Quién eres! ¡Responde, hijo de puta!
- ¡Cálmate, cariño, es sólo un amigo, no te pongas celoso!
De rodillas, intentando respirar con normalidad, con la nariz sangrando  el hombre pregunta: ¿Quién putas es este tipo, qué le pasa, por qué me golpea?
-Germán, lo que sucede es que él es mi señor esposo. Tengo cuatro años de casada.
- Ah, ya veo cómo es la situación, y ahora creo que no debí dejarme llevar por las emociones y bajarme del puto bus…

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