Fragmento de un cuento corto titulado “El
hombre coherente”
“Lo
mejor que he hecho en mi vida, es no fecundar un óvulo o fecundarlo, pero luego
matarlo”
Este hombre que escribe salió de un
esperma y de un óvulo, pero los dos somos enteramente opuestos.
Hubo una época en la que me dediqué a ayudar
a las mujeres en su desgracia, pero la gran mayoría no lo comprendió; se
dejaron cegar por los instintos paternos y me denunciaron con la Policía;
afortunadamente logré huir de sus garras morales y continuar mi trabajo
benéfico.
En mi gran gentileza murieron varias
mujeres, aquéllas que más tardaron en corregir el error; otras se salvaron,
vivieron, pero afortunadamente, sus hijos no.
Ya se deben ir haciendo a la idea de
qué clase de favor le ofrecí a La
Sociedad.
Demasiados cometen el error de no repudiar
a las mujeres embarazadas, de cederles el asiento, de tratarlas bien, de darles
privilegios, de apoyarlas.
Inevitablemente sé que también nací de
una ilusa que creía cometer una obra maravillosa.
Todo es culpa de ese adiestramiento que
predispone un rol maternal como algo merecedor de respeto… ¡Qué Locura!
Luego de mucho meditarlo, de planearlo,
una madrugada tomé la decisión de hallar mi primera incauta; al inicio de mi
travesía a favor de La Humanidad pensé abordar a una mujer bastante inflada en
la calle, pero pasar desapercibido era mi segunda intención. Mi ayuda
consistiría en detener el síntoma de su Demencia,
no en asesinar a la Loca. Para ello
investigué dónde encontrar a mujeres de uno o tres meses de gestación. Personas
que no estuviesen muy encariñadas con eso.
Ayer tuve un bello sueño; algo así es
lo que recuerdo:
Desperté, un miércoles, el imponente
sol iluminó la rota habitación, le di la espalda al sol y huí de allí. Abandoné
a su mala suerte los objetos que el sol día tras día deteriora; quema el
Nochero de madera, destiñe las cortinas; el sol carcome toda situación.
Escuché las horripilantes voces de los
infantes y hurgué entre los cajones, revolví el interior en busca del Revólver
calibre 38, un regalo de mi abuelo; lo vi, lo tomé con las manos, con las cuales
no he construido nada bello, ningún edificio, ningún albergue para la gente
pobre y desgraciada.
Estas manos que se formaron tras la
unión sexual de dos víctimas del placer genital han de dañar y nunca titubearán
a la hora de una falla remediar.
Empuñé el hermoso revólver, la magnífica
creación que ha suprimido el contacto directo al momento de asesinar,
actualmente se asesina cómodamente desde la distancia.
En otro cajón hallé las balas, se las metí
al Revólver, le quité el seguro, abrí la puerta… salí a la calle donde los
niños hablaban total mierda: caricaturas, superhéroes; las niñas conversaban de
las estúpidas telenovelas del Canal RCN, Y CARACOL; los infantes Jugaban a la
cocina, al papá y la mamá. Desde pequeñas con esa estúpida ilusión de
mortificarse en madres.
Qué asco, llegan a la pubertad y
anhelan un sexo que va a anularles como individuos.
Conté los niños y supe que tan sólo iba
a matar seis de nueve. El resto tocará matarlos con el puñal. Me acerqué
silenciosamente a ellos y a ellas; alegremente se ensuciaban los niños en la
arena, las niñas peinaban y vestían sus muertas muñecas, pero en sus ridículas
cabezas de energúmenas los pedazos de plástico vivían y conversaban con ellas.
Los saludé y no se asustaron aunque mi
voz fuese ronca. No teman—les dije: Acérquense, agregué y se acercaron. Les
mostré la cámara fotográfica y les sugerí que posaran para una linda foto. Es
para una revista infantil. Van a salir en la portada—dije, y sus sonrisas
mostraron.
Miraron mi agradable rostro, los ojos que
inspiran confianza; bueno, por lo menos la genética me dio un rostro con el que
engaño al mundo entero. Vieron fijamente mis ojos claros, la piel sin
cicatrices, la tez blanca y dejaron de sentirse amenazados.
Se sentaron juntos los niños y las
niñas. Mientras preparaba el flash ellos hacían muecas, gestos supuestamente
graciosos, se empujaban entre ellos de un lado a otro del tronco donde se
sentaron. ¡Quietos! –Dije. Se acomodaron inmediatamente, de menor a mayor, por
altura, así como les enseñan en la escuela.
Escuela que mañana va a estar de luto y
mamás histéricas… tal vez los observe con el telescopio.
Esta va a ser su última sonrisa, montón
de mocosos—Pensé antes de tomar la fotografía. Luego disparé, aproveché que el
flash los cegó; disparo tras disparo tomé más fotos, cada foto, un fogonazo de
mi Revólver calibre 38 que destrozaba sus endebles cuerpos en desarrollo. Vi la
sangre manchar sus camisas, los vi caer con una expresión en el rostro de quien
no entiende lo que le ha sucedido… un absurdo cuestionamiento: ¿por qué me ha
sucedido esto?
Los pájaros de sus nidos huyeron, los
latidos de corazones se detuvieron… los tres que todavía vivían se quedaron
pasmados, con las manos cubriéndose las cabezas, sin llorar, asustados por el
impacto.
Cada foto, un recuerdo para la
Historia, evidencias de mi yo real... retratos de sus muertes
tempranas. Después de dispararles, los niños rodaron sobre sí mismos, cayeron
bruscamente, se tropezaron, sangraron, y leves lamentos resonaron en mis oídos;
quedé lleno de entusiasmado por el sonido de la pólvora. Saqué del bolsillo del
pantalón la navaja, me acerqué a una niña, levanté su cuello y le corté la
garganta, rápidamente hice lo mismo con los dos restantes.
Esa niña que maté, iba ser bonita
cuando grande, pero, ¿qué importa eso?
La belleza no le salvó la vida, ni le
dio privilegios a la hora de morir a manos mías.
Escapé de allí con suma facilidad,
nadie vigilaba a los niños.
Mi Obra, mis fotos. Algún día muchos
las verán y se emocionarán, no se asquearán de ver esos niños muertos. Una de
tantas imágenes trágicas de la violencia. Sólo para mí adquieren el valor
original. Para los demás no significa lo mismo, porque cuando las vean, no
verán a nadie conocido, no sufrirán por el niño muerto. No era su hijo y por
ello no sufren. Vamos a la
Guerra, llévate una cámara de video para mostrarles a los
Noticieros, nos haremos ricos con su Amarillismo. Mira cuántas bombas explotan
en Irak, ve cómo iluminan la ciudad, es un gran espectáculo, es un momento
Histórico, vívelo con los ojos de un testigo en La Historia actual. Dentro de
unos años saldrá en las enciclopedias lo que tú ahora ves en vivo y en Directo
gracias a La Cadena CNN. ¿Qué importa un muerto retratado, convertido en
Historia? ¿A quién le duele ver los cuerpos desnudos de judíos en 1.945? Ni a ti
ni a mí, pues no somos judíos ni es lógico que nos preocupen los desconocidos.
No digan—Qué lástima de esos pobres
bebés—cuando en realidad es mentira. Decenas de niños mueren al día y nadie lo
impide.
Ninguna matanza basta para agotar al Mundo.
Siempre nacen más y más. La solución no es matar a los que ya han nacido. De
eso me di cuenta después, y decidí ir a la Fuente del problema. La mujer embarazada.
Repugnante nuevo ser.
Menudo Isabelo Coixet que estas hecho
ResponderEliminarQué gran manera de insultarme, pero si lo miro desde otro ángulo, también podría ser lo contrario.
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